Cada dos por tres, nos encontramos en los medios de comunicación personas afianzando los mitos que tanto daño nos hacen. Mesas de debate, artículos en prensa, programas de radio… con la excusa de visibilizar y ayudar a los niños con AACC. Digo excusa y digo bien, porque lo que realmente hacen es, de forma sensacionalista, crear polémica con fines puramente lucrativos hacia ellos mismos. Como no vende hablar de altas capacidades, a las familias nos quedan pocas alternativas para ser escuchados. En nuestras redes sociales, muros y webs podemos expresar lo que sentimos cada vez que nos utilizan en los medios. Compartimos con vosotros las reflexiones de una madre.
SER SUPERDOTADO no está reñido con TENER POCAS LUCES
Ya no es que el término superdotado rechine o no los dientes por parecer “prepotente” o estar bastante trasnochado… es que, el modo en que muchos lo usan, lo exhiben y lo comercializan no sólo da dentera sino que además, te invita a instalarte con ellos en una imbecilidad profunda, inconcebible en personas con tan alto coeficiente intelectual, tan reconocida formación y tan extensa trayectoria profesional… a no ser que lo que prime sea ganar dinero y notoriedad a costa de un colectivo más inadaptado y con traumas de la infancia. Solo hay que poner sobre la mesa toda la mierda disponible, solo hay que sacar partido a toda la negatividad y el sufrimiento que rodea a los más capaces para seguir haciendo de salvadores de la excepcionalidad. Todo se basa en llamar la atención de los medios de comunicación e impresionar al mundo con su sencilla y normalizada interpretación sobre su propia genialidad y la de su entorno aunque lo que rebose en el fondo al escucharles, no sea otra cosa que un orgullo intelectual de desmedidas proporciones. ¿Qué es lo que realmente persiguen? ¿para qué trabajan ustedes? ¿para la inclusión y atención de todos los superdotados o para rentabilizar su propia superdotación? No queda nada claro. Lo que sí se percibe es que, aunque hablen de evolución, en realidad, están proyectando una pretenciosa y retorcida involución de lo que es la esencia del talento y el potencial humano, a todos los niveles.
No es de extrañar que tras este tipo de actuaciones y escaparates sobre las altas capacidades, haya tantos prejuicios infundados y se comentan tantos atropellos innecesarios. Pero hasta en esto, tiene que haber de todo y, sin lugar a dudas, su proceder, también ayuda y enseña. Aunque sea a que otros, alcemos la voz.
Seguir usando y validando con tanto poder la palabra superdotado traslada a la época en que se usaba comúnmente el término “minusválido” (qué horror) para designar a los posteriormente también mal llamados “discapacitados”. Después el término se maquilló como: “personas con discapacidad” hasta llegar, hoy en día, al mucho más acertado: “personas con diversidad funcional”. La evolución, en este caso, servía para transformar términos despectivos en otros que no lo son y quieran decir lo mismo. Pero, en lo que se refiere a Superdotado… ¡quién no quiere ser Super en algo! quién no quiere reiterar estar por encima de, tener excelencia en.. y mucho más, si se trata de inteligencia. Superdotado, Superman, Superwoman… las tres palabras parecen títulos de películas de superhéroes.
Pero más allá del buen uso de los términos, lo que sí me pregunto es… ¿cuándo vamos a hablar de lo bueno de las Altas Capacidades? También existen niños con coeficientes superiores a 130, creativos, motivados y brillantes en la escuela que, con mucho trabajo y dedicación de sus familias y gracias a una pizca de atención de algún que otro profesional educativo sensible e intuitivo, no solo son felices y están bien integrados en los centros formativos sino que nos ayudan a ser mejores padres y mejores personas cada día. Pero… ¿cuántos libros y cursos vendería eso? ¿cuántos socios/seguidores conseguiríamos? ¿Cuántos programas de Radio y Televisión estarían interesados en conocernos?
Trabajemos para que la inteligencia nos ilumine, no para que nos ciegue.
